Se ha cumplido un año desde que el gatito que tenía nombre fue atropellado en la Avenida de Guadarrama, en la urbanización Los Manantiales de Sevilla la Nueva. En Febrero del año 2020 se produjo en ese punto negro un atropello de animales más (en la imagen se puede ver el charco de sangre). Entonces el que desapareció no fue un pobre animal desconocido sino un gatito muy joven, querido, especial, que acababa de superar una enfermedad y que destacaba entre los de su colonia por su ímpetu y alegría. Muchos otros animales callejeros y mascotas mueren del mismo modo.
Ha pasado un año y seguimos igual en cuanto a la velocidad de circulación de los vehículos en las zonas residenciales del pueblo. Aunque no, no seguimos igual, ESTAMOS PEOR: en el punto donde el año pasado se produjo el atropello había un badén que no cumplía bien su misión, y AHORA YA NO HAY NI BADÉN.
Estoy seguro de que la inmensa mayoría de los vecinos queremos que los coches circulen a menos de 30 km/h DE VERDAD en las zonas residenciales. Lo único que hay que hacer es poner radares y aplicar la ley.
Pero si queremos que algo suceda debemos darle valor y poner nuestro esfuerzo para conseguirlo. En el respeto a las personas y los animales, en la conservación de lo que es de todos, todos tenemos que implicarnos. No es cuestión de si un funcionario ha dejado de hacer una gestión. Lo que no impulsemos activamente nunca sucederá.
Muchos elementos de nuestro entorno se están deteriorando ante nuestros ojos. Hay que ser consecuentes, y si vemos que está destruyendo la naturaleza o estropeando un espacio común hay que actuar, denunciándolo, apoyando iniciativas y poniéndolo entre las prioridades de lo que queremos para nuestro pueblo.